martes, 5 de octubre de 2010

El Filósofo Gobernante


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Alumna: Vianey Marlén Sandoval Olguin
Materia: Teoría de la educación
Aula: #5
Bibliografía: Teorías de la educación

El filosofo gobernante
A continuación de la discusión sobre la justicia, se hace la sugerencia revolucionaria de que se debe abolir la familia, de que las mujeres deben tener igualdad total con los hombres y que los hijos se deben educar comunitariamente. Sócrates pasa a señalar que nunca se lograra la justicia a menos que los gobernantes se conviertan en filósofos, y estos en gobernantes.
Pero me parece, Sócrates, que, como te dejásemos seguir, jamás llegarías al punto esencial cuya explicación diferiste antes para entrar en todos estos desarrollos.; se trata de saber si un Estado como el que nos ocupa es posible, y cómo lo es.
Cuantos más pretextos eches por delante, mas prisa te pondremos para que no expliques cómo es posible realizar tu estado; habla, pues, y no nos tengas tanto tiempo suspenso.
La verdad es, pues, tal como acabo de decir. Pero si quieres que te haga ver cómo y hasta qué punto puede realizarse semejante Estado lo haré, por obligarte, con tal que me concedas una cosa que necesito.
Si puedo hallar como puedo ser gobernado un Estado de manera muy aproximada a la que dicha queda, reconoce entonces que he demostrado, como me exiges, que nuestro Estado no es una quimera.
Lo intentare con confianza, puesto que me ofreces un auxilio de que espero mucho.
Sócrates, nadie puede negarte la verdad de lo que acabas de decir. Pero he aquí una cosa que de ordinario ocurre a los que hablen contigo: imaginan que, por no hallarse versados en el arte de interrogar y de responder, son inducidos poco a poco a error.
El trato que se concede a los sabios en los Estados en que viven, es tan extraño y particular, que nadie ha experimentado jamás cosa que pueda aproximársele.
Son suficientemente extravagantes para decir que no hay ciencia que pueda aprenderse, y todos ellos están dispuestos a descuartizar a quienquiera que ose decir lo contrario.
Dile que le sobra razón para considerar a los más sabios de los filósofos como gente inútil para el Estado; que, con todo, no es a ellos a quienes hay que reprochar su inutilidad, sino a los que no se dignan utilizarlos, porque no está en el orden que el piloto ruegue a la tripulación que le entregue la dirección del navío, ni que los sabios vayan de puerta en puerta a formular semejante súplica ante los ricos.
No ignoras que aquellos que tienen facilidad para aprender y retener lo que aprenden, y que están dotados de ingenio agudo y chispeante, no suelen unir al calor de los sentimientos y a la elevación de las ideas el orden, la calma y la constancia; sino que, dejándose llevar a donde la vivacidad los arrastra, no tienen nada de estable ni de seguro.
La idea del bien es el objeto del conocimiento más sublime: que la justicia y las demás virtudes toman de esa idea su utilidad y todas sus ventajas.
Es divertido que nos reprochen nuestra ignorancia respecto del bien, y que ha seguida nos hablen de él como si lo conociésemos. Dicen que es la inteligencia del bien, como si tuviésemos que entenderles desde el instante que pronuncian la palabra bien.

Análisis
Pues en sí, todo me pareció muy interesante, pero hay algo que me llamo mucho la atención, que no ignora a las personas que están llenas de inteligencia, que si las toma en cuenta, eso me parece bien ya que no se debe rechazar a personas inteligentes solo por ser obreros o algo así, sino al contrario darles la oportunidad de superarse.



Vianey Marlén Sandoval Olguin                     20/09/10

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